Río Secreto se encuentra en una de las áreas más emocionantes del mundo
La península de Yucatán y en especial la costa oriental en el estado de Quintana Roo, cuenta con una de las selvas más extensas y mejor conservadas del país, con una compleja y alta biodiversidad que es aún, territorio del felino más grande del continente: el poderoso jaguar.
Pero además de eso, exploradores de todo el mundo se dan cita en esta región, para descubrir los sistemas de cuevas sumergidas más extensos del planeta, para estudiar la segunda barrera de arrecife de coral en relación a su tamaño y para encontrar huellas del pasado como enormes mamíferos que alguna vez pisaron este suelo: Parientes de los elefantes, osos, camélidos y armadillos gigantes entre muchos otros y que sus huesos se preservan en un buen grado de conservación.
En uno de los destinos turísticos más importantes, existe un grupo de personas, comprometidas y apasionadas que se dedican a descifrar, no solamente los ambientes pasados sino que van más allá, siguen las huellas de los primeros humanos de la región. Piezas clave para conocer el poblamiento temprano del continente, ellos son: Los arqueélogos subacuáticos.
Hace unos 13,000 años, terminaba un importantísimo periodo geológico de grandes glaciaciones y lapsos intermedios, que duró más de 2.5 millones de años y que recibe el nombre de Pleistoceno. Durante esa época, la costa de Quintana Roo, no tenía una selva como ahora, sino que era una gran pradera con gigantes mamíferos cimbrando el suelo con su peso y el mar se encontraba a poco más de 90 metros por debajo del nivel actual.
En este mundo extraño, vivían pequeños grupos humanos más emparentados con la gente de Asia en específico de la actual India, que con los amerindios quienes más adelante dieron lugar a magníficas culturas como la maya. No, estos primeros habitantes, no tenían mucho que ver con las civilizaciones que vinieron mucho tiempo después.
Ellos utilizaban las cuevas como refugio, donde se calentaban con fogatas y comían los animales que cazaban, parecidos a las actuales llamas sudamericanas. Vivieron y murieron, algunos de ellos yaciendo dentro de las cuevas.
Entonces, el mundo comenzó a calentarse, las grandes capas de hielo del mundo empezaron a volverse líquidas, aumentando el nivel del mar a un ritmo constante y, se cree, que por lo menos en 3 ocasiones fue de forma abrupta, en rangos de 6 a 13 metros, en periodos de 14 a 290 años, hasta que llegó al nivel actual. Las cuevas de los primeros habitantes se inundaron.
Miles de años después, los arqueélogos subacuáticos cuentan con el equipo y las técnicas para desentrañar los misterios del pasado, tarea nada sencilla ya que deben tener un entrenamiento riguroso y exhaustivo, contar con un equipo complejo y sofisticado. Ellos arriesgan su vida al incursionar en ambientes extremos, de obscuridad total donde cada movimiento puede ser fatal ya que si levantan el sedimento pueden perder la visibilidad convirtiendo la investigación en un negocio peligroso. Además, una vez que llegan al sitio donde trabajarón, no pueden permanecer más de 20 minutos ya que tienen un suministro de oxígeno limitado.
Sin embargo y a pesar de los peligros que conlleva, los arqueélogos subacuáticos han hallado restos humanos y pistas sobre quiénes eran, cómo vivían, qué comían, entre muchas otras cosas por lo que gracias a su ardua y comprometida labor nos brindan información altamente valiosa para entender nuestra propia historia.
Y tú, ¿Qué más sabes sobre los primeros pobladores de México?