¿Qué pasa si tocas las formaciones de una cueva?

Las populares estalactitas y estalagmitas forman parte de la familia de los espeleotemas, es decir, de todas las estructuras minerales que se han creado a lo largo de millones de años. Estas formaciones son de suma importancia, no solo científica e histórica, sino para la naturaleza y muchos seres vivos, ya que contribuyen a mantener estables los ecosistemas dentro de las cavernas.

Contrario a lo que muchos podrían pensar, las aparentemente inhabitadas cuevas, ya sea con agua o apenas con humedad en las paredes, son el hogar de varias especies desconocidas para la mayor parte de la población. Tal es el caso de algunas especies de peces como la Dama ciega (Sak Kay, como le llaman los peninsulares de habla maya), peces gato y de animales terrestres que parecen salidos directamente de la era de los dinosaurios, como una araña de la familia ambiplígida a la que suelen llamar “araña de pozo” en la península de Yucatán.

Todos estos ecosistemas y seres vivos se han adaptado a las delicadas condiciones que se tienen a decenas de metros bajo tierra; y esto ha sido posible gracias a que la cantidad de minerales, residuos del agua, tierra y otras materias biológicas han sido los mismos desde que empezaron a formarse los picos de piedra tan imponentes que podemos encontrar en estos lugares.

Si bien, en la región en la que vivimos se ha popularizado el acceso a estos milenarios lugares, hay que tener bastante precaución de modificarlos lo menos posible cuando nos dispongamos a explorarlos, ya que en un momento de descuido (o de ocio) podríamos afectar severamente el ciclo natural de estos míticos lugares; provocando, en el peor de los casos, la extinción de un ecosistema entero.